Después de estar un buen rato viendo como funcionaba la tuneladora decidimos que ya era momento de marchar, pero antes de salir al exterior bajamos a las tripas de la máquina y vimos como llegan las dovelas a su posición final.
Como la máquina llevaba unos quinientos metros excavados era mucho más rápido volver a salir a pie sin tener que esperar una maniobra y montar en las "perreras".
Una vez en el exterior y con el ruido metido todavía en la cabeza te das cuenta de la magnitud de este tipo de obras, aquí todo es grande.
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